sábado, 12 de noviembre de 2016

El condenado viaje de los estudios de Turismo en España (I)


Los estudios de Turismo en España iniciaron su andadura como enseñanzas especializadas hace más de medio siglo. En 1957 comenzaron a crearse las escuelas de Turismo por medio de la iniciativa privada, la mayoría de las cuales se integraban en la Federación Española de Escuelas de Turismo, Anestur, “a través de la cual se cargaban y distribuían energías, se mantenía una misma ruta de navegación, se discurría una filosofía común, se dialogaba y pactaba con la Escuela Oficial de Turismo [que las otorgó el rango de oficiales en 1963] y los ministerios, se deliberaba en congresos y asambleas, se publicaban noticias y mociones científicas, etc., en suma, se rendían los servicios matrices que precisaban las enseñanzas turísticas y las escuelas de entonces para la protección de sus bienes, derechos, obligaciones y riesgos” (Marcelino Castillo Néchar, Félix Tomillo Noguero y Francisco José García Gómez. 2010. Principales tendencias de la investigación turística en España y Europa.Servicio de Publicaciones de la Universidad Europea Miguel de Cervantes, UEMC.Valladolid).

Desde 1963 se impartió el título de Técnico de Empresas Turísticas (TET) bajo las directrices establecidas por la Escuela Oficial de Turismo de Madrid. Y en 1980 se establece el plan de estudios oficial de las enseñanzas turísticas especializadas de Técnico de Empresas y Actividades Turísticas, TEAT, que obtenían la consideración de equivalentes a diplomatura universitaria a efectos exclusivamente profesionales.

Escuela Superior de Turismo de Valladolid, 1967-2004 (sede calle Don Sancho).

En 1996 los estudios de Turismo se incorporan a la universidad y, reconvirtiendo el TEAT, se instaura el título oficial universitario de Diplomado en Empresas y Actividades Turísticas, DEAT. Ese mismo año se regula el título de Diplomado en Turismo, DT, que comienza a impartirse en el curso inmediatamente siguiente. Y hasta la implantación del Espacio Europeo de Enseñanza Superior (EEES), que comienza en 2008-2009, conviven ambos títulos oficiales, siempre expedidos por las universidades, bien por impartirlos ellas mismas o por hacerlo las escuelas de toda la vida que por aquel entonces estaban obligadas a adscribirse, asociarse o ser reconocidas por alguna universidad.

La incorporación de los estudios de Turismo a la universidad “fue una sorpresa desagradable, intempestiva y extemporánea”, según afirmaba Félix Tomillo Noguero en una entrevista en 2011. “Las escuelas pidieron infructuosamente a los Gobiernos de Felipe González y de José María Aznar que pudieran competir con los advenedizos centros universitarios al modo que terminaría asentándose en numerosos países europeos y que propiciaba, basándose en las competencias de unos y de otros, la convivencia y complementariedad entre los institutos politécnicos o universities of applied sciences (las escuelas de entonces), por un lado, y las research universities (por ejemplo, la Universidad de Valladolid), por otro.”

Anestur presagiaba que las enseñanzas turísticas se corromperían y se esfumaría la flexibilidad y el contacto con el mundo profesional y empresarial. Además, se denunciaba una visión estática del turismo, una concepción abrumadoramente económica y un enfoque excéntrico de oferta y demanda, que constituían pilastras angulares del armazón genérico y simplista de las damnificadas enseñanzas turísticas que gestionaría la universidad.

En definitiva, la universidad española –“con tendencia a la fagocitación de las carreras superiores extrauniversitarias”- no aportó nada a los estudios de Turismo en ese momento porque sus profesores (muchos reciclados de carreras en declive) carecían de “episteme turística” y porque la multidisciplinariedad de los propios estudios acabaría por diluir su propia especificidad entre decenas de carreras. Esta circunstancia obliga a fomentar la verdadera especialización en los estudios de postgrado (máster y doctorado), como afirmaba Manuel Figuerola en una de las ponencias del XL Congreso Nacional y I Internacional de Escuelas de Turismo de Anestur de julio de 2004 organizado por la Escuela Superior de Turismo de Valladolid en la Universidad Europea Miguel de Cervantes (UEMC): “Junto a las materias que tratan las ciencias económicas, desde la teoría a la política, se desarrollan otras materias que tienen que ver con los inventarios de recursos que existen en el territorio, o con las ciencias jurídicas y sociológicas. Ello supone, que el alumnado en poco tiempo se enfrentará con numerosas áreas del saber, sin casi capacidad para profundizar en su contenido.”

Logotipo del congreso celebrado en la UEMC de Valladolid en 2004

En la universidad -insiste Félix Tomillo Noguero en “Principios y Fundamentos de la Teoría del Turismo” (de 2007, revisado en 2013) perteneciente a los ‘apuntes del doctorado’ en Turismo de la Universidad Nebrija de Madrid- “Los neófitos y altaneros profesores harían una contribución científica, pero desde un prisma ciertamente no turismológico o teorológico; estudiaron lo turístico desde la óptica exclusiva y excluyente de la economía, la geografía, el derecho, la ecología, la sociología, etc., aislados del resto de la ciencia, lo cual pudo servir, en el mejor de los casos, para aumentar el conocimiento de sus disciplinas, pero no el conocimiento turístico. […] Y es que no es lo mismo construir ciencia desde el marco teórico multidisciplinar de la turismosofía o teorosofía (que es lo que se hizo hasta la incorporación de la universidad), que producir Turismo desde el ángulo unidimensional o monográfico de una disciplina (que es lo que se hizo después).”

Autores de producción científica desde las Escuelas de Turismo como Fernández Fúster, Fernández Álvarez, Arrillaga, Lavaur, Ortuño Martínez o el propio Figuerola “fueron víctimas del ostracismo” y solo sonaban a “nuevos docentes, no por lo que publicaron antaño durante la etapa de la escuela oficial, sino por lo que han publicado desde la integración de los estudios en la universidad”.

En esta apología de la construcción de un corpus científico propiamente turístico, Félix Tomillo Noguero concluía que “si la gente sabe lo que es el turismo, mejorarán, entre varias cosas más, el respeto y la valoración social de sus profesionales”. Para ello, es necesario, entre otras cosas, el uso riguroso de la terminología turística ya no solo en el ámbito educativo, sino también en el profesional, en la administración pública, etc. “El empleo del vocabulario especializado de las profesiones turísticas […] ilumina lo que es el turismo y lo rescata de la oscuridad, desarrolla la capacidad intelectual, científica y técnica, optimiza y universaliza la transferencia de conocimientos, crea espíritu, identidad e instituciones corporativas, pone orden en el ejercicio profesional, y defiende los intereses comunes tanto de quienes estudian Turismo (en formación profesional, en enseñanza superior de grado, o en enseñanza universitaria de postgrado), como de los profesionales de la industria, de los docentes, investigadores, etc.”

“La consabida endogamia de la universidad, sindicada con su manida prepotencia y engreimiento, cegó a la institución con el caramelo que le regaló el Gobierno socialista [el real decreto de 1996 se promulga dos días después de la derrota de Felipe González a manos de José Mª Aznar] y que el Gobierno popular no se atrevería después a reivindicar; la golosina consistía en resituar libérrimamente a aquellos profesores suyos cuya desubicación iba acreciendo a pasos agigantados, y cuyas funciones peligraban cada día más por el agotamiento del trabajo. El hecho es que una treintena de universidades públicas aprovecharon la dádiva o regalía para transvasar a esos docentes en riesgo de exclusión al claustro de una ludum aperire (‘escuela de nueva apertura’) o de una titulación de turismo, lanzadas a bombo y platillo, como si las universidades acabaran de inventar la educación superior en turismo. No importaba que una apertura tal sepultara alguna escuela privada –veterana, adolescente o niña– con la consiguiente irresponsabilidad de derrochar su sapiencia y recursos humanos, y de violar o quebrantar el patrimonio de sus titulares.”

De hecho, “el Real Decreto representaba –y nos afanamos por ser comedidos en la calificación– un empitonamiento mortal de necesidad. Y lo cierto es que medio centenar de escuelas deambularían como alma en pena por un corredor de la muerte; al final, los perdonados fueron menos de la mitad y las ejecuciones duraron más de un septenio.”

Logotipo de ANESTUR

Llegados a este punto, el lector puede estar ya cansado de escuchar críticas negativas sobre la incorporación de los estudios de turismo a la universidad y con toda la razón se puede preguntar cuál habría sido la mejor solución. Según Félix Tomillo Noguero, “nuestras universidades tendrían que haberse encargado de los estudios conducentes a la docencia e investigación del turismo (máster de formación de profesores, máster de formación de investigadores y doctorado) y nuestras escuelas tendrían que haber seguido guiando los estudios enfocados al ejercicio de las profesiones turísticas (grado, máster profesional y máster de formación de consultores).

Entre los cursos 2008-2009 y 2010-2011 se implantaron las titulaciones de grado en el marco del Espacio Europeo de Enseñanza Superior (EEES), entre las que se encontraba el Grado en Turismo y otros grados afines (con el EEES ya no existe un catálogo cerrado de títulos). En relación a la situación de los estudios de turismo se preguntaba (y respondía) Félix Tomillo Noguero precisamente en 2010: ¿Va a remediar algo de eso el actual diseño del EEES español? Nada.

martes, 27 de septiembre de 2016

El Turismo y el Quijote (y III)


Un 27 de septiembre más publicamos una entrada del blog para celebrar el Día Mundial del Turismo. En esta ocasión concluimos la trilogía relativa a la conferencia de Félix Tomillo Noguero "El Turismo y el Quijote" del año 2005, aportando una visión sobre las infraestructuras viarias y de atención a los viajeros de aquella época.

Entre el siglo XVI y XVII las comunicaciones y los desplazamientos eran "escasos, lentos, difíciles, deficientes, peligrosos y caros" debido a la falta de una buena red de caminos, a la deficiencia constructiva y ausencia de mantenimiento, a la casi nula seguridad de los viajeros, a la carestía de los viajes, etc. Solo los desplazamientos por mar resultaban más sencillos, baratos y seguros.

El bandolerismo "ponía en peligro la vida y el patrimonio de los caminantes, así como la economía del área territorial afectada". Era recomendable viajar siempre acompañado, aunque Don Quijote hiciera su primera salida 'extrañamente' él solo. Los bandoleros operaban sobre todo en zonas montañosas de toda la península y tuvieron una especial presencia y relevancia en Cataluña, a la que Felipe II aludía en 1565 diciendo que "es imposible viajar... sin patente riesgo de la vida". Solo los cuadrilleros 'mangas verdes' de la Santa Hermandad lograban a duras penas mantener a raya a los malhechores... cuando llegaban a tiempo (de ahí la expresión "a buenas horas, mangas verdes"). Podemos imaginar el tiempo de reacción de estos guardias civiles de la época sabiendo, por ejemplo, que en El Quijote (I,45) el ventero también era cuadrillero de la Santa Hermandad.

El personaje Pacino de la serie "El Ministerio del Tiempo" hace de cuadrillero de la Santa Hermandad

La Santa Hermandad de Castilla era una milicia civil creada en 1476 por los Reyes Católicos con misiones primordiales como la de proporcionar seguridad en los caminos y perseguir el bandolerismo. "Por esto, puede considerarse como una especie de policía turística", según Félix Tomillo Noguero. Sus antecedentes son las Asambleas de Paz y Tregua de Dios (en Cataluña, s.XI) y las múltiples hermandades instituidas en el resto de la península desde el s.XII: Hermandad de Asturias, de Valladolid, de la Marina de Castilla, de Guipúzcoa, Álava, Toro... las Irmandades gallegas, etc. Se la considera el primer cuerpo policial de ámbito nacional en Europa y fue extinguida en 1834. Su sucesor natural fue la Guardia Civil, creada en 1844 también ante el acuciante y endémico problema del bandolerismo en el ámbito rural e interurbano, mientras que la Policía General del Reino (actual Cuerpo Nacional de Policía) ya operaba en el ámbito urbano desde 1824.

En aquella época, los caminos eran reales, comunes (de municipios) o privados, según de qué entidad dependieran; aunque en general eran los municipios los que más competencia ejercían sobre las vías, recurriendo al Consejo Real de Castilla y a otras instituciones, autoridades civiles y eclesiásticas para sufragar las obras más costosas, como los puentes. Félix Tomillo Noguero repasa profusamente el legado prerromano (celtas e íberos) y romano a las comunicaciones en la península, destacando las técnicas constructivas romanas que permitieron la durabilidad de calzadas y vías terrenas. Las aún transitables en los siglos XVI y XVII se denominaban 'caminos reales' y servían de caminos carreteros. Los puentes de piedra son, además, un legado romano que en muchos casos ha perdurado hasta nuestros días: en unos casos casi intactos y en otros sirviendo de base a reconstrucciones o reformas posteriores ("muchos de los llamados 'puentes romanos' no son tales, sino medievales").

Puente romano de Alcántara (Cáceres), construido en el s.I

Además del legado de Roma, llegan hasta la época estudiada los caminos ('arrecifes' o 'balatas') y puentes ('alcántara') musulmanes. Con los Reyes Católicos se construyen caminos para la trashumancia y vecinales entre poblaciones cercanas. No obstante, el estado de los caminos en general no era el más apropiado para transitar con carruaje -al menos en trayectos largos- y lo más habitual eran los desplazamientos a pie o en caballería; siempre con el riesgo de perderse por los andurriales (Covarrubias: "lugares que se anda por ellos sin camino ni senda") por no poder distinguir físicamente por dónde discurre la vía original.

Las autopistas de entonces eran los caminos con pavimento; esto es, los caminos carriles o carreteros, que eran los menos malos, los más vigilados y los que acogían casi todas las postas y la mayoría de las ventas. Por los caminos de herradura no podían transitar carruajes, sino solo caballerías. En cuanto a las vías pecuarias (cañadas, cordeles, veredas y un sinfín de denominaciones más), los Reyes Católicos ampliaron el ancho regulado por Alfonso X El Sabio en las tres categorías, reforzando así la importancia que estos caminos tenían para la ganadería en España y cuyo legado -ahora dependiente de las Comunidades Autónomas- ha llegado a nuestros días (unos 125.000 km en todo el territorio nacional, de los cuales 21.100 km recorren Castilla y León).

La trashumancia sigue dejando estampas curiosas en ciudades como Madrid

A pesar de todo, algunas vías principales tenían curiosas deficiencias, como la Vía Augusta que unía Córdoba y Sevilla, que entre los siglos XVI y XVII no contaba con un solo puente. Como tampoco había barcas para cruzar el río, solo quedaba la opción del vadeo. En El quijote se cuenta que <<el pastor llegó con su ganado a pasar el río Guadiana, y en aquella sazón iba crecido y casi fuera de madre, y por la parte que llegó no había barca ni barco, ni quien le pasase a él ni a su ganado de la otra parte>>, I,20.

En cuanto a las infraestructuras hosteleras de la época de El Quijote, dice Félix Tomillo Noguero que "a los hombres de hoy, propensos a creernos que somos el ombligo de la historia, nos sorprende el abanico de alojamientos, cafeterías y restaurantes de entonces:

1. Para descansar: ventas, ventillas, ventorros, ventorrillos, mesones, hosterías, casas de postas, hospederías monásticas, hospitales de peregrinos, ciertos templos parroquiales, colegios universitarios, casas particulares, manidas...
2. Para alimentarse: en los establecimientos anteriores y en los especializados: tabernas, bodegas, bodegones, bodegoncillos, bodengoncillos de puntapié, figones, malcocinados, pastelerías, refectorios... En algunos de estos establecimientos, se ofrecían divertimentos."

La posada no era específicamente un establecimiento, sino como indican los orígenes etimológicos del término es un lugar donde parar, hacer una pausa, reposar, descansar... <<Si vuestra merced, señor caballero, busca posada, amén del lecho, porque en esta venta no hay ninguno, todo lo demás se hallará en ella en mucha abundancia>> I,2.

Las ventas "se situaban en los caminos, en lugares despoblados", funcionando "como una especie de motel y punto de encuentro" y con más o menos servicios complementarios: taller de reparaciones, mercadillo, servicio de fuego, de cocina, bar, restaurante, club de alterne, casa de juego, representaciones teatrales, etc. En El Quijote la "venta" se menciona 169 veces, mientras que "mesón" solo 12. Los mesones se situaban en núcleos de población y eran conjuntamente hotel y restaurante facilitando alojamiento y comida a los huéspedes, así como otros servicios complementarios (como en el caso de las ventas): casa de postas, mercadillo, teatro, sala de juegos, etc.

El mesón El Portalón (Vitoria) del s.XV es ahora un renombrado restaurante

La dimensión y comodidad del alojamiento era muy dispar; podemos suponer el nivel en función de las denominaciones que podían tener los dormitorios: "aposentos, alcobas, cámaras, camaretas, camarillas, camaranchones, cuartos, cubículos, covachas, cuchitriles, chiscones, leoneras, tabucos, etc. Podían ser habitaciones individuales, dobles, triples y... colectivas comunes para muchos huéspedes o “camaradas” (según Covarrubias)." Sus clientes eran generalmente de clase media-alta, además de los transportistas (arrieros, carreteros, recueros...) que tenían el privilegio amparado legalmente de pagar de 3 a 6 veces menos que el resto.

Félix Tomillo Noguero también menciona los hospitales de peregrinos, cuyo mayor exponente por los 9 siglos que lleva hospedando hasta hoy es el Hostal de San Marcos, actual Parador de León ("hostal" es una abreviatura o contracción de "hospital), así como las hospederías monásticas. Por último, repasa algunos términos, usos y productos de la cocina de la época, que al lector de ésta le gustará degustar como antaño en bodegones, figones, pastelerías y refectorios. Vale.

lunes, 25 de julio de 2016

El Turismo y el Quijote (II)


En esta segunda entrada continuamos desgranando el vasto documento de Félix Tomillo Noguero sobre El Quijote. Y comenzamos por el análisis de los posibles lugares en los que se desarrolla la obra de Miguel de Cervantes; tarea complicada (ya comentada en la primera entrada) y repleta de conjeturas por cuanto que el autor sembró su relato de juegos, ficciones y descuidos. Sin embargo, desde el punto de vista turístico su trascendencia es enorme y por tanto merece la pena intentar concretar estos lugares y las rutas seguidas por los protagonistas.

Para un investigador como Félix Tomillo Noguero es casi una obligación realizar este análisis, aunque como tantos otros se enfrenta al desafío del autor, que sobre el 'lugar de la Mancha' reconoce literalmente que "no quiso poner [el nombre] por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen entre sí por ahijársele y tenérsele por suyo, como contendieron las siete ciudades de Grecia por Homero" (II, 74). Más que un desafío es una provocación, a lo que hay que sumar la omisión de detalles de vital importancia para ubicar lugares y rutas, como los geográficos, paisajísticos, cronológicos y antropónimos. Por tanto, esta empresa no puede por más que ser una conjetura y "no es posible construir una geografía y cronología libre de objeciones", en palabras de Félix Tomillo Noguero.

Las tres salidas que se relatan en El Quijote salen desde y llegan a ese 'lugar de la Mancha'. Es decir, que de entrada no es posible determinar con certeza las rutas completas de tales viajes. Y es por ello que muchas localidades interpretan interesadamente las ubicaciones y recorridos quijotescos para convertirse en un destino turístico de relevancia. "La disputa entre municipios de toda España [...] es un hecho histórico. Esa contienda no ha terminado y seguirá, quizás, siempre". Y añade que "a priori, en teoría, podría convenir a los agentes del Turismo de Castilla-La Mancha que continuara la contienda entre un número amplio de municipios. Pero no a posteriori, no en la práctica. Porque el consumidor, el turista y el excursionista, detesta la incertidumbre ante la que normalmente se retrae y elige un viaje distinto".


Don Quijote y Sancho Panza en Barcelona (G. Doré)

Aunque el punto de partida sea una incógnita, Miguel de Cervantes sí quiso acordarse de al menos trece nombres de parajes en los que Don Quijote vivió sus aventuras y desventuras. Las áreas plurimunicipales, comarcales o regionales son: La Mancha, el Campo de Montiel, Sierra Morena, Andalucía, Alta Mancha, Mancha de Aragón, Río Ebro y Reino de Aragón. Y las municipales o unidades territoriales turísticas: El Toboso, Cueva de Montesinos, Lagunas de Ruidera, Barcelona y Puerto Lápice.


Ubicaciones ciertas e hipotéticas de pasajes de El Quijote.

Sin embargo, llegado el IV centenario de la publicación de la primera parte de El Quijote en 2005, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha elaboró, con la cooperación del Gobierno de España, la ruta oficial del IV Centenario incluyendo solo escenarios de esa Comunidad Autónoma. "Han construido un Don Quijote autonómico que no camina ni por Andalucía, Aragón y Cataluña (parajes incuestionables), ni por Castilla y León y Madrid (parajes cuestionables). Es como si la Xunta de Galicia diseñara el Camino de Santiago empezando y terminando dentro de su territorio. Cosas de Juan Palomo." En total unos 2.500 km de rutas por 146 municipios (actualmente 148). Concluye su crítica Félix Tomillo Noguero sentenciando que "la Ruta es un paradigma de cómo la voluntad política es capaz de hacer tabla rasa de la historia y re-escribirla. Porque se ha ignorado o desvirtuado el texto y el contexto de El Quijote, la historia y la geografía de los viajes inspirados en El Quijote, la cultura quijotesca, la técnica turística de elaboración de itinerarios..."


Logo oficial de la Ruta IV Centenario de El Quijote (2005)

"La Ruta podría ser calificada como histórica y geográficamente sin veracidad; y quijotesca y culturalmente artificiosa, como si fuera obra de Avellaneda; turísticamente, carente de criterio, orden y medida; y sobrada de disparates en el trazado; constituye, a la vez, una auténtica maraña y un puro desperdigamiento; medioambientalmente, acreedora a los reproches de los ecologistas; etc." Aspiraba a ser catalogada como Patrimonio de la Humanidad e Itinerario Cultural Europeo, como sí lo es -y ambas cosas- el Camino de Santiago, aunque no en todos sus caminos. Tanta aspiración solo ha debido provocar una pulmonía.

El tiempo acaba juzgando inexorablemente y aunque es innegable que se obtuvo rendimiento turístico económico, social y cultural (Félix Tomillo Noguero también lo reconoce y aporta datos en el propio documento), lo cierto es que a día de hoy la Ruta está más bien descuidada, casi muerta como producto turístico en su conjunto, por lo menos en lo que a información y promoción se refiere tanto en el sitio de promoción turística regional, como en la web del propio gobierno castellano-manchego. Ahora sí hay otro tipo de iniciativas, algunas relanzadas por sucesivas conmemoraciones centenarias como la del IV centenario de la muerte del escritor en 2016 y otras más reducidas en cuanto al ámbito geográfico como "El país del Quijote". En el ámbito nacional también podemos encontrar una Ruta de Don Quijote que ésta vez sí incluye a la Comunidad de Madrid, pero sigue excluyendo Andalucía, Aragón y Cataluña. ¿Nadie es capaz de ver la potencialidad turística que podría tener la elaboración de una ruta oficial completa y rigurosa a nivel nacional?

Ver la conferencia completa

domingo, 8 de mayo de 2016

El Turismo y el Quijote (I)


"El Turismo y el Quijote" es el título de la tercera ponencia de las Jornadas "El Arte y Don Quijote" que se celebraron en la Universidad Europea Miguel de Cervantes (UEMC) en 2005 con motivo de la conmemoración del IV centenario de la publicación de la primera parte de El Quijote. La ponencia de Félix Tomillo Noguero la compartimos con todos los huéspedes de esta posada en homenaje a don Miguel de Cervantes en el año en que conmemoramos el IV centenario de su muerte.

No es la primera vez que Félix Tomillo Noguero analizaba El Quijote; había realizado varias investigaciones desde mucho tiempo atrás aplicando la óptica de diversas disciplinas. El documento de la ponencia que presentamos hoy contiene una buena parte de estos estudios. Si añadiéramos la totalidad, bien pudiera haberse publicado un gran libro. Sin embargo, Félix Tomillo Noguero descuidó siempre este aspecto -ya he comentado en este blog que, entre otras cosas, nunca daba por terminadas sus investigaciones- y nos dejó archivos y archivos cuyo ensamblaje solo él sabría organizar.

Cartel de las Jornadas celebradas en noviembre de 2005

El documento que se puede descargar al pie de esta entrada quizá no sea la conferencia realmente dictada. La razón es sencilla: los documentos originales contienen cerca de 300 diapositivas y eso supondría una exposición de unas 4 horas, como poco. Pero esto no ha de ser motivo para sentirse defraudado; al contrario, la conferencia sí está incluida en este documento (aunque no sepamos con seguridad de qué parte se trata) y además he añadido algunas notas de apoyo que he rescatado de otros archivos. La extensión y densidad del documento, precisamente, nos va a dar para escribir más de una entrada.


Índice de la conferencia "El Turismo y El Quijote"

La primera parte de El Quijote tiene fecha de impresión en 1605, aunque realmente se finalizó en 1604 y fue en Valladolid (que albergaba la Corte de Felipe III) donde se pudo leer por vez primera en la nochebuena de ese año. La novela caló hondo y bien pronto en la ciudad de forma que en junio de 1605 "los vallisoletanos convirtieron a Don Quijote y Sancho Pancha en protagonistas de una mojiganga". Pero no fue solo en Valladolid, sino en todas 'Las Españas': durante 1605 el libro ya tuvo que reimprimirse en varias ciudades (Madrid, Barcelona, Valencia, Lisboa) y se enviaron ejemplares a América. Antes de la publicación de la segunda parte en 1615, la primera ya había sido traducida al inglés y al francés.

Uno de los primeros análisis se centra en la ubicación de 'el lugar' de La Mancha del que Cervantes no quiere acordarse. Y es que el lugar es un elemento de gran importancia, porque de él sale y a él llega Don Quijote en sus tres viajes a lo largo de la obra. Félix Tomillo Noguero alude a varias hipótesis y se apunta a una de ellas: El lugar es Esquivias, a pesar de no pertenecer a La Mancha, sino a La Sagra toledana. "Si Esquivias no fuera el lar o casa solariega de Don Quijote, sería seguramente el lugar más cervantino de El Quijote, teniendo presente los vínculos familiares y el tiempo de estancia de su autor".

A pesar de todo, muchos críticos advierten de cómo se las gasta Cervantes en El Quijote, en el que "juega burlonamente con el lector, desafiándole con premeditación y alevosía mediante ironías veladas, fantasías que parecen otra cosa, ambigüedades y enigmas de todo tipo y forzándole a ser un intérprete avispado, un investigador, un arúspice, un detective". Hay múltiples ejemplos de las incoherencias, enredos o engaños en cuanto al tiempo que invierten los protagonistas en recorrer determinadas distancias, en la duración de los hechos, en la cronología de las fechas, etc. Así que "en resumen, yo pienso que la localización de 'el lugar' es literalmente imposible, literariamente casi imposible y cultural y turísticamente posible y necesaria".


Casa de don Alonso Quijada de Salazar (1560-1604) en Esquivias



"Ya desde 1659 (primer testimonio escrito, del que es autor el francés Des Essarts) y sin interrupción, españoles y gentes de todos los rincones del mundo, tanto estudiosos, como lectores de a pie, hemos creado una tradición viajera, queriendo disfrutar la vivencia de seguir los pasos evocadores de Don Quijote (y de Sancho Panza), se celebre o no alguna conmemoración". "Los eruditos acostumbran a trazarse su propio itinerario. Pero, la gran mayoría demanda 'la ruta verídica de Don Quijote', esperando encontrar un solo camino verdadero. No le gustan las hipótesis; quiere certezas, exactitudes, certificadas oficialmente. Se olvidan que hay varios trazados oficiales del Camino de Santiago, de la Vía de la Plata, etc. En la última década, casi el 80 % de los viajeros limita su experiencia a Castilla-La Mancha, donde pululan sin orden ni concierto rutas y más rutas, trazadas sobre bases histórico-culturales más o menos sólidas y, en ocasiones, etiquetadas como 'verdaderas'".



"En el orden estrictamente turístico, certificar 'el lugar de La Mancha' reviste una transcendencia análoga a la que tendría desvelar otros arcanos como dónde vino al mundo el hombre-dios Quetzalcoatl, dónde se halla la tumba de Gengis Khan, dónde están la Atlántida o el Dorado, el tesoro de...". "Si la localización de 'el lugar' es literalmente imposible, la ruta quijotesca es posible por cuanto Miguel de Cervantes sí quiso acordarse de los nombres de los parajes por donde Don Quijote pasó o hizo posada."



lunes, 28 de marzo de 2016

Obediente escudero sin rucio ni ínsula


La entrada de hoy es un tanto peculiar, ya que no trata de la presentación de un estudio, investigación o artículo. Sin embargo, me parece que resultará del agrado de los huéspedes de esta posada leer las intervenciones que Félix Tomillo Noguero hizo prologando y clausurando las Jornadas literarias "El Quijote: de ficción lúdica a paradigma universal" que se celebraron, con motivo del IV centenario de la publicación de la primera parte de El Quijote, en la Universidad Europea Miguel de Cervantes (UEMC), de Valladolid, los días 23, 24 y 25 de mayo de 2005.

Antes de transcribir ambas intervenciones, es oportuno contextualizar. El protagonista principal de estas jornadas (único ponente, tres ponencias) es "una autoridad mundial en la literatura cervantina y delibiana. Nacido en Valladolid en 1939, es doctor en Filología Hispánica, académico y profesor titular de la Pontificia Universidad Católica, PUC, de Chile." Se trata del Dr. Ángel Rodríguez González. Gracias al profesor Francisco José García Gómez, amigo del Dr. Rodríguez, y al tesón de Félix Tomillo Noguero, las jornadas pudieron finalmente organizarse después de superar inauditas aventuras y 'encantamentos'. Fue él el que coordinó la organización (el programa lo reproducimos al final de la entrada) implicando a los Amigos del Teatro de Valladolid y a su director Ángel María de Pablos, al Museo Casa de Cervantes de Valladolid, a la Diputación de Valladolid, e incluso a la Junta de Castilla y León, de la que obtuvo unos "maravedís" para cubrir algunos gastos.

Inauguración de las Jornadas literarias en la UEMC

Es digno de mención que de la Excelentísima Diputación Provincial de Valladolid consiguió la cesión de varios grabados que Gustavo Doré hizo "para atavío de la estampación francesa de El Quijote de mil y ochocientos y sesenta y tres. Las medidas de la mesma sala no valen para mostrar los trescientos y setenta y siete grabados originales, por cierto, alrededor de uno por cada mil palabras de El Quijote." Estos grabados han ambientado el Salón de Actos de la Universidad durante diez años.

Prólogo de las Jornadas (Félix Tomillo Noguero)

Desocupados lectores u oyentes:

Como Ustedes saben, <<desocupado lector>> son las primeras palabras de Cervantes en el prólogo de El Quijote y las hago mías en este prefacio, en el que voy a utilizar con alguna frecuencia términos, expresiones, giros y frases cervantinas, o bien las parodiaré.

Por el Retor, mi señor, se me manda y yo aceto, obediente escudero sin rucio ni ínsula, presentar ante vuesas mercedes al ingenioso Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Valladolid, mas antes, en el Colegio de la Inmaculada de los Maristas, Bachiller de Reválidas que hoy parecen molinos gigánteos y esfuerzos épicos y sin cuento: don Ángel Rodríguez González, Duque de Cervantes, Marqués de Delibes, Conde de Homero, Jorge Manrique y Calderón de la Barca, Vizconde de García Lorca, Miguel Hernández, Claudio Rodríguez y Ángel González y Señor de Borges, Juan Rulfo y otros dominios.

Don Ángel Rodríguez González es por naturaleza, oh felice ventura, hijo ilustre de Valladolid, donde se afinca parte de la su familia y, a lo que se ve, grande cantidad de amigos y seguidores.

Ha muchos años en el oficio de catedrático de su asumpto en la Pontificia Universidad Católica, de Chile. <<Enseña, deleita y admira>> en sus particulares ejercicios: teoría de la literatura, literatura general y literatura española. Autor de numerosos estudios y ensayos, todos los años le trujen por su autoridad para acá (Valladolid, Salamanca, Santander y otras juridiciones académicas europeas) y le gastan en vagar por allá invitado por diversas universidades de Las Indias, porque avenidos unos y otros honramos y aclamamos juntamente su sencilla y gallarda humanidad, su bizarra labor y su valerosa obra, merecedoras de un premio o reconocimiento de la su tierra, pues allende otras naciones ya le han coronado asaz veces con lauros, laureles y alabanzas principales.

Por cierto, una de las grandes satisfaciones recebidas por don Ángel Rodríguez González fue cuando el caballero don Miguel Delibes Setién en persona asistió, en enero de mil y novecientos y noventa y nueve años, a la su conferencia (Cervantes diría discurso, plática, leción...) sobre el libro intitulado El hereje, que acababa de imprimirse; es probable que fuera el primer estudio literolingüístico acerca de tan magistral novela.

Pero, don Ángel Rodriguez González <<no busca los regalos del mundo>>. Sin preocuparse, distraídamente, camina, a la semejanza de Don Quijote, por <<las asperezas por donde los buenos suben al asiento de la inmortalidad>>.

Como en el soneto de Amadís de Gaula a Don Quijote de la Mancha, su <<patria es en todas la primera... declarando muy al vivo su linaje>>. Ocupó los cargos de Secretario del Círculo de Profesionales Hispánicos y de Director del Estadio Español de Santiago de Chile (centro recreativo cultural y deportivo con más de 11.000 socios) y agora es miembro del Consejo de Residentes Españoles.


Ángel Rodríguez González

En aquesta Universidad, la de Miguel de Cervantes llamada, y con ocasión de la centenaria conmemoración de la crónica que es de aseguro la obra fecha por un solo autor más leída en la historia del género humano, anhelamos rendir honores al <<hijo del entendimiento>> de nuestro patrón, a la figura de triste semblante, al de las <<finezas de enamorado... de la sin par Dulcinea del Toboso>>, a aquel hidalgo que ya debe frisar los cuatrocientos y cincuenta años de edad. Queremos <<honralle, festejalle y regocijalle>> por sus aventuras y desventuras de universal admiración. Procuramos ansí que nuestros huéspedes fagan dichos como aqueste: <<es grande amigo mío ese Cervantes>>, aunque se lamenten de que sea <<más versado en desdichas que en versos>>. Y que los dichos huéspedes sigan el consejo que a la sazón da Don Quijote a Sancho: <<hemos de matar... a la pereza, con andar por todas las partes del mundo, buscando las ocasiones que nos puedan hacer y hagan, sobre cristianos, famosos caballeros>>.

Por eso, hemos pedido al profesor Rodríguez González que oficie una fiesta de tres días a la que invitamos a todos los varones, doncellas y dueñas de bien, enclavado don Alonso Quijano el Bueno, el cual, a buen seguro, resucitará una vez más para ser el Caballero de la Triste Figura venga como venga vestido (de castellano, teutón o araucano), representando con su presencia lo que don Ángel define como <<el auténtico paradigma universal de todos los héroes>>.

Para ello desvelará agora cómo Cervantes es un maestro del juego que se desencadena entre la realidad y la ficción, creando un conflicto en el <<desocupado lector>>. Mañana, martes, continuará profundizando en los entresijos del facer lúdico cervantino respecto del <<lector suave>> a través de sus obras, explicando la su tesis sobre la inexistente segunda parte de La Galatea. Y pasado mañana, miércoles, demostrando su capacidad de abarcar y entretejer la literatura cervantina y la delibiana, nos expondrá lo que considera el ejemplo más evidente y actual de la intertextualidad cervantina quijotesca: el personaje de Cipriano Salcedo, protagonista de El hereje, creación de otro Miguel, don Miguel Delibes Setién.

Para aderezar las Jornadas y como por su casta sólo actúan en solenes y excelentes fiestas, tenemos, <<carísimos lectores>>, la compañía de artistas intitulada Asociación de Amigos del Teatro de Valladolid, que dirige otro vallisoletano de pro: don Ángel María de Pablos. Aqueste año se está dedicado a venerar el libro que aquí nos reúne, porque recuerden que <<para componer historias..., de cualquier suerte que sean, es menester un gran juicio y un maduro entendimiento. Decir gracias y escribir donaires es de grandes ingenios>>.

Para adornar aquesta sala no habemos <<guirnaldas de verde laurel y rojo amaranto tejidas>>, sino unos grabados de Gustavo Doré aumentados de tamaño y prestados por la Excelentísima Diputación Provincial de Valladolid. Los fizo Doré para atavío de la estampación francesa de El Quijote de 1863 (mil y ochocientos y sesenta y tres). Las medidas de la mesma sala no valen para mostrar los 377 (trescientos y setenta y siete) grabados originales, por cierto, alrededor de uno por cada mil palabras de El Quijote.

Casi <<olvidábaseme de decir>> que estamos harto agradecidos a la Junta de Castilla y León por el ayuda en maravedís y al Museo Casa de Cervantes por las muchas y buenas atenciones prestadas.

Es el momento, pues, de que aqueste prólogo termine y comience agora la fiesta prometida. Queden vuesas mercedes con Dios.

Uno de los grabados de Doré en el Salón de Actos de la Universidad

Clausura de las Jornadas (Félix Tomillo Noguero)

Reflexiones finales.

1º Las jornadas cervantinas y El Quijote.

Esta Universidad lleva el nombre de Miguel de Cervantes pese a que Cervantes no fue universitario. No tengo claro si le importó o no. Lo que si sé, es que creía que la Universidad más importante es la escuela de la vida. Plenamente, de acuerdo con él me atrevo a discrepar públicamente de cuantos dirigentes universitarios, y no son pocos, se consideran el ombligo del mundo, lo cual no es nada universitario.

Sin embargo, comparto la tesis de Borges que sostiene que el autor de El Quijote <<eres tú, hipócrita lector, mi semejante y mi hermano>>. Carlos Fuentes, al aceptar hace 20 días justos el doctorado “honoris causa” de la Universidad de Castilla-La Mancha, completó la idea de Borges, con esta frase: <<Somos nosotros, los que al leer la primera novela moderna, le damos su actualidad a la novela de la incertidumbre>>.


2º El hereje.

Como todos sabemos, Delibes que, entre los galardones de mayor enjundia no sólo ha recibido el Príncipe de Asturias (1982) y el Premio de las Letras Españolas (1991), sino también el mismísimo Cervantes (1993), es como acotan los versos de Jorge Guillen <<manantial continuo de gran inspiración,/ auténtico vivir cuajado en escritura/ límpida, magistral, y así tan convincente>>.

Con El hereje, Delibes ha creado la novela perfecta, según la calificación de la autoridad de Ángel Rodriguez. Y ruego a Dios con todas mis fuerzas que acierte de lleno quien ha escrito la biografía literaria delibiana del Instituto Cervantes, cuando afirma que El hereje (1998) <<reúne lo mejor del temperamento de Delibes y da a entender que los límites de su obra completa aún no se han cerrado y admiten una gozosa dilatación>>.

3º Ángel Rodríguez.
Destacaría de él, su caballerosidad, su cervantofilia, su delibianofilia y, sobre todo, su admiración y amor o pasión por El Quijote y El hereje. Pero, creo que falta, como mínimo, otro rasgo esencial: su ingenio.

Ángel es ingenioso en todos los sentidos. 1º En el de “inteligente” (término que los etimologistas Corominas y Pascual documentan por primera vez en El Quijote). 2º En el de “intelectual” (Cervantes no utiliza esta palabra). 3º En el que el DRAE le da en nuestros días: ingenioso es el que posee la facultad de discurrir o inventar con prontitud y facilidad.

Ángel es, pues, un inventor por naturaleza. “Genius”, la voz latina de la que procede “ingenioso”, tiene una acepción muy elocuente: <<la persona misma, su personalidad>>.

Ángel, una pregunta: ¿tú eres tú o eres fruto de uno de tus juegos, de tu magia? En todo caso, eres venturoso. A mi parecer, el venturoso al que se refiere Cervantes cuando dice: <<venturoso aquél a quien el cielo dio un pedazo de pan sin que le quede obligación de agradecérselo a otro que al mismo cielo>>.

4º Ángel Mª de Pablos y sus “Amigos del Teatro”.
Si Delibes ha creado la novela perfecta, vosotros también representáis el arte como lo entendemos muchos: como la perfección de la naturaleza humana capaz de meditar, imaginar y moralizar. Vosotros véis lo que no existe en la realidad.

Aunque el agradecimiento suela envejecer rápidamente, como observaba Aristóteles, hay <<ánforas que conservan siempre el aroma del primer vino que guardaron>>, en opinión de Horacio que hago mía. Ángel, amigo, que sigamos otros 40 años de afecto y deferencias.

5º Asistentes.
Queridos lectores, queridos oyentes, querido público, gracias por su compañía. Nuestro placer se esfumaría si no disfrutáramos de su presencia. Con ustedes, nosotros hemos viajado hacia las estrellas. Ojalá que, a la recíproca, ustedes tengan un buen recuerdo de esta jovencísima Universidad. En nombre de la Universidad Europea Miguel de Cervantes, hasta pronto.

Programa de las Jornadas (23, 24 y 25 de mayo de 2005)

Lunes, 23 de mayo. 19:30 h.


“Realidad, ficción y juego en El Quijote”. Ángel Rodríguez González.
Muestra cómo Cervantes juega con sus ficciones narrativas y trata de que el lector participe de las ficciones lúdicas de los personajes de sus obras. Expone el juego de la ficción quijotesca y el juego de la agonía locura-cordura. Y demuestra que lo que Don Quijote realiza es una simulación lúdica, que algunos interpretan como alienación, y que para otros puede ser un gran acto de cordura o de locura sublime.

Escenificación libre: El retablo de maese Pedro, por Amigos del Teatro.
Coloquio.

Martes, 24 de mayo. 19:30 h.
“Apostillas al juego de la ficción cervantina: La Galatea (¿Promesa no cumplida?)” 
Ángel Rodríguez González.

Como una ficción lúdica más, Cervantes juega con sus obras, aparentemente inconclusas y las termina o recrea en obras posteriores. La tesis pretende demostrar que la tantas veces reiterada promesa de la segunda parte es otro juego cervantino. Como teoría, se trata de encontrar un posible final para dicha novela.

Lectura interpretada: Capítulo IV de la Parte II de El Quijote, por Amigos del Teatro.
Coloquio.

Miércoles, 25 de mayo. 19:30 h.
“Don Quijote, paradigma humano y literario: ‘El hereje’ de M. Delibes” 
Ángel Rodríguez González.

Miguel Delibes es el ejemplo más evidente y actual de la intertextualidad cervantina quijotesca. El conferenciante enfoca cómo "El Quijote" opera como una voz intertextual en la novela de Delibes.

Lectura interpretada: Capítulo LXXIV de la Parte II de El Quijote, por Amigos del Teatro.
Recitación: Letanía de nuestro señor Don Quijote, de Ruben Darío, por Angel María de Pablos.
Coloquio.

Exposición de grabados de Gustavo Doré. Cedidos por la Excma. Diputación Provincial de Valladolid.


domingo, 28 de febrero de 2016

Desarrollo de la industria hotelera española


Hoy presentamos un breve estudio realizado por Félix Tomillo Noguero en 1999 en el que analiza el concepto y la historia, la evolución y el presente (de aquel año) del sector hotelero en España. El documento de apenas treinta páginas tiene actualmente un doble valor: El histórico y el estadístico.

Fiel a su espíritu didáctico, el autor realiza en primer lugar un análisis etimológico, histórico y conceptual de los términos que se manejan en el estudio. Los lectores curiosos se regocijarán, además, descubriendo algunos datos como, por ejemplo, que la palabra "hotel" es más reciente de lo que cabría pensarse. Esta voz no fue recogida en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (RAE) hasta 1899, aunque se haya documentado su primer uso en 1855. Decía entonces Félix Tomillo Noguero que "así pues, señoras y señores, da la casualidad de que estamos celebrando el primer centenario del bautizo de 'hotel' como miembro de la gran familia del léxico hispánico".

Remontándose en el origen, el término "hotel" nos llega por vía francesa, al francés por vía occitana ("hôtelier") y finalmente del latín "hospitale" (habitación para huéspedes), término extendido por los monjes benedictinos cluniacenses. "Quiere esto decir que los hospitales originariamente no eran casas de enfermos, como se entienden hoy, sino casas de huéspedes y viajeros".

El Monasterio de Santa María de Sobrado (A Coruña)
viene dando refugio a peregrinos del Camino de Santiago
desde el 952 hasta la actualidad.

Elogia la definición de "hotel" que refleja la RAE por ser "la más próxima a la cultura turística": Establecimiento de hostelería capaz de alojar con comodidad a huéspedes o viajeros. Con independencia de otras consideraciones, esta definición se compone de 4 aspectos esenciales para un hotel: Establecimiento, hostelería, comodidad y huéspedes y viajeros. Félix Tomillo Noguero desmenuza estos componentes y apunta varios datos interesantes. Por ejemplo que "el factor originario" de la actividad de la hostelería es el alojamiento y el "factor derivado" es la comida. "Ante esta valoración, no nos debe extrañar la afirmación repetida por los maestros más ilustres que, después de las atenciones personalizadas, lo más importante dentro de un hotel es la cama".

Sobre la comodidad que ha de procurarse en un hotel ("conveniencia, conjunto de cosas necesarias para vivir a gusto y con descanso"), "se concentran el conjunto de las atenciones que deben reunirse para obtener la perfecta hospitalidad". Cuenta una anécdota moderna que viene a colación de la relación inveterada -durante milenios- entre religión y la "buena hospitalidad": Una célebre cadena hotelera española (desconozco cuál puede ser) solo contrata a jóvenes profesionales que se declaran creyentes y superan un test sobre cuestiones éticas (actualmente este método de selección sería ilegal, o cuando menos discutible legalmente). Pueden ser cristianos, mahometanos, budistas o judíos, "pero han de pertenecer a algún credo y demostrar sus criterios morales. Han observado que el sentido de la responsabilidad [...] se conserva en niveles altos entre los individuos que poseen referencias claras del bien y del mal".

Hotel Alfonso XIII, en Sevilla, inaugurado en 1929.

Especialmente interesante es el microanálisis que realiza sobre los antecedentes históricos de los hoteles y sus innumerables denominaciones: Posada, mesón, parador, albergue, fonda y venta son los más característicos desde el siglo XII. Pero también se han utilizado otras múltiples denominaciones para estos establecimientos en razón de su ámbito geográfico (caserna, tambo...), de su ubicación extramuros de los núcleos urbanos (alquería, ventorro...), de su referencia a los huéspedes (casa de patrona, casa de huéspedes...), de su dotación especial (casa de postas, casa de dormir...), etc.

En la evolución de la industria turística, distingue entre lo ocurrido antes de 1974 y después, puesto que solo a partir de esa fecha existen datos homogéneos susceptibles de comparación. De la primera etapa cabe destacar algunos aspectos como que la hotelería era la "columna vertebral de la industria turística"; la oferta extrahotelera era casi inexistente. Bien es cierto que en esta etapa acontecieron hitos destacables en el primer tercio de siglo, como la creación de los míticos grandes hoteles urbanos, la promoción turística española del "sol y playa" en el extranjero (además de algunos destinos específicos, recursos culturales, etc.) y la inauguración de Paradores en 1928. La clasificación de los hoteles en cinco categorías con el distintivo de las estrellas se introdujo en España en 1968.

Cartelería de promoción turística.
Cartel Litográfico. Rafael de Penagos, Valladolid, 1929.
Patronato Nacional de Turismo. Fuente: IET.

A partir de 1974 el Instituto Nacional de Estadística (INE) comenzó a elaborar estadísticas oficiales sobre la demanda hotelera. En cuanto a la oferta, las estadísticas oficiales proceden de la Administración Turística y solo son rigurosamente comparables con las hechas desde 1970, ya que durante los 80 las competencias pasaron a las 17 Autonomías y "como imaginarán bien los conocedores de la política española, algunas Comunidades Autónomas se vienen comportando al margen de los modelos diseñados para toda España". A pesar de ello, la labor de investigación que han realizado las asociaciones empresariales y profesionales, así como las Escuelas de Turismo y empresas consultoras, ha facilitado poder disponer de datos suficientemente rigurosos.

En el último cuarto del siglo XX (1974 a 1998) el número de establecimientos hoteleros en España aumentó en un 78% (de 3.398 a 6.039), concentrando la mayoría de los hoteles en las categorías de 2 y 3 estrellas (más del 60% en 1998). En porcentaje similar en torno al 80% crecieron el número de habitaciones (de 269.183 a 496.807) y el número de plazas o camas (de 521.106 a 956.447).

En cuanto a la demanda hotelera de viajeros y huéspedes, crecieron más de un 130% en número y pernoctaciones en dicho periodo, sobretodo por los residentes en España (187%), aunque también por un notable incremento de extranjeros (107%). El grado de ocupación también experimenta un avance importante: Del 39% en 1974 al 61% en 1998. Sin embargo, la estancia media se mantiene invariable en 4 días en todos esos años.

Benidorm (Alicante), paradigma del "sol y playa" del turismo español.

Por último, Félix Tomillo Noguero aporta diversos datos que reflejan la situación del sector hotelero en España a finales del siglo XX. Por ejemplo, sobre la distribución geográfica (más del 75% de los hoteles se ubican en el litoral mediterráneo y Canarias), sobre la calidad (el 78% de las plazas son de hoteles de 3, 4 y 5 estrellas; el 64% de los hoteles tiene menos de 20 años de antigüedad), sobre las pernoctaciones (el 75% son protagonizadas por españoles, alemanes y británicos), sobre la estacionalidad (el 40% de las pernoctaciones se concentran en la época estival), sobre el empleo (176.879 trabajadores en 1998), sobre el peso en la economía española (1,38% del PIB), sobre la productividad, estructura de costes y un largo etcétera.