"El Turismo y el Quijote" es el título de la tercera ponencia de las Jornadas "El Arte y Don Quijote" que se celebraron en la Universidad Europea Miguel de Cervantes (UEMC) en 2005 con motivo de la conmemoración del IV centenario de la publicación de la primera parte de El Quijote. La ponencia de Félix Tomillo Noguero la compartimos con todos los huéspedes de esta posada en homenaje a don Miguel de Cervantes en el año en que conmemoramos el IV centenario de su muerte.
No es la primera vez que Félix Tomillo Noguero analizaba El Quijote; había realizado varias investigaciones desde mucho tiempo atrás aplicando la óptica de diversas disciplinas. El documento de la ponencia que presentamos hoy contiene una buena parte de estos estudios. Si añadiéramos la totalidad, bien pudiera haberse publicado un gran libro. Sin embargo, Félix Tomillo Noguero descuidó siempre este aspecto -ya he comentado en este blog que, entre otras cosas, nunca daba por terminadas sus investigaciones- y nos dejó archivos y archivos cuyo ensamblaje solo él sabría organizar.
Cartel de las Jornadas celebradas en noviembre de 2005 |
El documento que se puede descargar al pie de esta entrada quizá no sea la conferencia realmente dictada. La razón es sencilla: los documentos originales contienen cerca de 300 diapositivas y eso supondría una exposición de unas 4 horas, como poco. Pero esto no ha de ser motivo para sentirse defraudado; al contrario, la conferencia sí está incluida en este documento (aunque no sepamos con seguridad de qué parte se trata) y además he añadido algunas notas de apoyo que he rescatado de otros archivos. La extensión y densidad del documento, precisamente, nos va a dar para escribir más de una entrada.
Índice de la conferencia "El Turismo y El Quijote" |
La primera parte de El Quijote tiene fecha de impresión en 1605, aunque realmente se finalizó en 1604 y fue en Valladolid (que albergaba la Corte de Felipe III) donde se pudo leer por vez primera en la nochebuena de ese año. La novela caló hondo y bien pronto en la ciudad de forma que en junio de 1605 "los vallisoletanos convirtieron a Don Quijote y Sancho Pancha en protagonistas de una mojiganga". Pero no fue solo en Valladolid, sino en todas 'Las Españas': durante 1605 el libro ya tuvo que reimprimirse en varias ciudades (Madrid, Barcelona, Valencia, Lisboa) y se enviaron ejemplares a América. Antes de la publicación de la segunda parte en 1615, la primera ya había sido traducida al inglés y al francés.
Uno de los primeros análisis se centra en la ubicación de 'el lugar' de La Mancha del que Cervantes no quiere acordarse. Y es que el lugar es un elemento de gran importancia, porque de él sale y a él llega Don Quijote en sus tres viajes a lo largo de la obra. Félix Tomillo Noguero alude a varias hipótesis y se apunta a una de ellas: El lugar es Esquivias, a pesar de no pertenecer a La Mancha, sino a La Sagra toledana. "Si Esquivias no fuera el lar o casa solariega de Don Quijote, sería seguramente el lugar más cervantino de El Quijote, teniendo presente los vínculos familiares y el tiempo de estancia de su autor".
A pesar de todo, muchos críticos advierten de cómo se las gasta Cervantes en El Quijote, en el que "juega burlonamente con el lector, desafiándole con premeditación y alevosía mediante ironías veladas, fantasías que parecen otra cosa, ambigüedades y enigmas de todo tipo y forzándole a ser un intérprete avispado, un investigador, un arúspice, un detective". Hay múltiples ejemplos de las incoherencias, enredos o engaños en cuanto al tiempo que invierten los protagonistas en recorrer determinadas distancias, en la duración de los hechos, en la cronología de las fechas, etc. Así que "en resumen, yo pienso que la localización de 'el lugar' es literalmente imposible, literariamente casi imposible y cultural y turísticamente posible y necesaria".
"Ya desde 1659 (primer testimonio escrito, del que es autor el francés Des Essarts) y sin interrupción, españoles y gentes de todos los rincones del mundo, tanto estudiosos, como lectores de a pie, hemos creado una tradición viajera, queriendo disfrutar la vivencia de seguir los pasos evocadores de Don Quijote (y de Sancho Panza), se celebre o no alguna conmemoración". "Los eruditos acostumbran a trazarse su propio itinerario. Pero, la gran mayoría demanda 'la ruta verídica de Don Quijote', esperando encontrar un solo camino verdadero. No le gustan las hipótesis; quiere certezas, exactitudes, certificadas oficialmente. Se olvidan que hay varios trazados oficiales del Camino de Santiago, de la Vía de la Plata, etc. En la última década, casi el 80 % de los viajeros limita su experiencia a Castilla-La Mancha, donde pululan sin orden ni concierto rutas y más rutas, trazadas sobre bases histórico-culturales más o menos sólidas y, en ocasiones, etiquetadas como 'verdaderas'".
"En el orden estrictamente turístico, certificar 'el lugar de La Mancha' reviste una transcendencia análoga a la que tendría desvelar otros arcanos como dónde vino al mundo el hombre-dios Quetzalcoatl, dónde se halla la tumba de Gengis Khan, dónde están la Atlántida o el Dorado, el tesoro de...". "Si la localización de 'el lugar' es literalmente imposible, la ruta quijotesca es posible por cuanto Miguel de Cervantes sí quiso acordarse de los nombres de los parajes por donde Don Quijote pasó o hizo posada."