jueves, 17 de enero de 2019

A Hospitalidade na Bíblia e nas Grandes Religiões


Postado por Alexandre Panosso Nettto



Acaba de ser lançado em idioma português pela Editora Ideias e Letras o livro A Hospitalidade na Bíblia e nas Grandes Religiões. Trata-se do primeiro livro póstumo do professor Félix Tomillo Noguero.

O livro é originalmente uma conferência feita pelo autor no XXIX Congreso Nacional de Escuelas Turismo, em La Coruña, Espanha, em julho de 1993. 

O original da obra em idioma espanhol havia sido extraviado e foi recuperado em 2010 quando o professor Félix doou a biblioteca da extinta Escola Superior de Turismo de Valladolid para seus colegas da Escola de Artes, Ciências e Humanidades da Universidade de São Paulo, no Brasil. (Veja essa história aqui: http://luiztrigo.blogspot.com/2010/02/each-usp-ganha-biblioteca-da-espanha.html e aqui: http://www.panosso.pro.br/2010/02/livros-doados-eachusp-ja-chegaram-ao.html). Uma cópia dos originais estava entre os livros doados.

O método adotado pelo autor foi o de selecionar passagens da bíblia -  e de outros livros importantes para as grandes religiões monoteístas - que exemplificam temas e cenas da hospitalidade, analisando e contextualizando-as de acordo com a teoria e com seus conhecimentos e reflexões autênticas.

A Hospitalidade na Bíblia e nas Grandes Religiões é uma obra ousada. Numa de suas ousadias, o autor propõe que no Antigo Testamento Deus se caracteriza como Anfitrião, pois sempre recebia os pedidos dos homens. Já no Novo Testamento Deus é Hóspede, ao enviar seu Filho aos homens - e que recepção dramática foi feita a Ele! 

Além disso, o autor reflete sobre os desdobramentos religiosos que favoreceram a criação de uma Lei da Hospitalidade. Essa seria a Lei de maior vigência da história e o regulamento hospitaleiro mais antigo do mundo. Essas disposições, nas palavras do autor, que têm a reputação de Direito Divino, estabelecem:

"1- que tanto os indivíduos como as comunidades (nômades ou sedentárias) às quais pertencem,
2- tem sempre a obrigação (jurídica e religiosa)
3- de receber e atender gratuitamente,
4- a todos os viajantes, sem exceção, compreendendo, por conseguinte, não somente aos próximos, senão também aos desconhecidos, incluídos aqueles com os quais não se encontram elementos de identidade em comum,
5- tendo que oferecer proteção e, de acordo com as circunstâncias, manutenção, hospedagem e ajuda para a viagem, e
6- celebrar uma Aliança, se for possível,
7- tudo isso para que os hóspedes se deleitem,
8- durante sua estadia, que será de três dias, no máximo."


Trata-se, portanto, de uma obra que entra para a lista das leituras obrigatórias para todos os que se interessam pela temática.

Abaixo o sumário e formas de aquisição.

SUMÁRIO

Sobre o autor - 7
Prefácio de Luiz Octávio de Lima Camargo -  9
Apresentação de Alexandre Panosso Netto -  17

I. AS GRANDES RELIGIÕES
1. Sinopse - 27
2. Crenças e atitudes - 31
3. O inimigo - 35
4. O estrangeiro - 41
     4.1. A negação - 41
     4.2. A discriminação - 43
     4.3. A indiscriminação - 47

II. A BÍBLIA
5. O Antigo Testamento - 55
     5.1. A Aliança - 55
     5.2. A Lei da Hospitalidade - 59
     5.3. Todos os homens, hóspedes - 75
     5.4. Tipologia dos hóspedes - 80
     5.5. Sodoma e Ló - 86
     5.6 As estadias de Deus - 89
6. O Novo Testamento - 95
     6.1. A Nova Aliança e análise teológica de Cristo como hóspede - 95
    6.2. Participação no ministério da palavra - 102
    6.3. Análise histórica: Jesus, Hóspede - 105
Bibliografia - 111

Serviço:
Livro: A Hospitalidade na Bíblia e nas Grandes Religiões
Autor: Félix Tomillo Noguero
Número de páginas: 120
Cidade da editora: São Paulo-Brasil
Tradução do original inédito em espanhol: Alexandre Panosso Netto
Valor: 24,90 reais; 6,00 Euros

Aquisição: Pode ser adquirido no site da editora Ideias e Letras (https://www.editoraideiaseletras.com.br/) ou diretamente pelo email (panosso@usp.br).


viernes, 12 de mayo de 2017

El condenado viaje de los estudios de Turismo en España (y II)


Pues bien, entonces "¿cómo deberían haberse incorporado los estudios de Turismo a la Universidad? Como necesitaban y necesitan España y su turismo. Como se ha hecho en Europa, donde los estudios superiores de Turismo están unos dentro de las universidades y otros fuera de ellas. En Europa, se diferencia clarísimamente entre la universidad, instituto… politécnico, tecnológico, de ciencias aplicadas… y la universidad a la que los españoles de las generaciones vivas no ponemos adjetivo, o sea, la universidad normal o la universidad a secas, sin más. En España, conceptos como el de hotel universitario suenan muy raros, o manifiestamente desatinados o heréticos, y jamás se colocan en paralelo a los de hospital universitario, por ejemplo."

"El poder de convocatoria de estos estudios nunca ha estado a la altura de la abultada cuota que la actividad turística atesora en el PIB", apuntando como factores posibles que los más famosos e influyentes empresarios de éxito en el sector lo han sido sin formación académica especializada, el bajo nivel retributivo en el ámbito profesional, así como la falta de la tan ansiada estabilidad del empleo, perturbada por la movilidad geográfica y los horarios de trabajo. "A las carreras superiores de Turismo en España siempre les ha faltado gancho y gracia para cautivar a los que terminan los estudios preuniversitarios y pueden ingresar en la Universidad." (Marcelino Castillo Néchar, Félix Tomillo Noguero y Francisco José García Gómez. 2010. Principales tendencias de la investigación turística en España y Europa.Servicio de Publicaciones de la Universidad Europea Miguel de Cervantes, UEMC.Valladolid).


El Turismo en España no deja de crecer (infografía: Marca España)


Tras la incorporación de los estudios de Turismo en la Universidad en el curso 1997-1998 se añade un elemento más que ha ido minando la credibilidad de esta carrera universitaria: "la figura desangelada de un determinado profesor, el más abundante, que no es el espejo donde se refleje un futuro profesional del Turismo. Este segmento del profesorado no simboliza al experto en Turismo; podrá encarnar al científico de la economía, la geografía, etc.; pero, su retrato no constituye ninguna motivación para embarcarse en la educación en Turismo, sino para sumergirse en economía, geografía, etc., las disciplinas hegemónicas que piratean los planes de estudios, incluidos los de Máster y Doctorado."

Según se expresa en el libro citado, los autores no pronostican ningún cambio sustancial en el derrotero de los estudios de Turismo tras el establecimiento del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) y los nuevos estudios de grado. Lo más destacado pudiera ser el presumible incremento de estudiantes de máster (fundamentalmente) y doctorado. En España el primer programa de Doctorado en Turismo florece en 2000, en la Universidad Antonio de Nebrija, de Madrid. Otras universidades tienen programas sobre aspectos específicos o parciales del Turismo, o sobre otras materias con mención en Turismo. El Doctorado en Turismo de la Nebrija se constituye para "para fomentar la investigación poliédrica del Turismo" y "persigue hurgar en la inmensidad del Turismo sin ninguna frontera disciplinaria".

En las conversaciones que precedieron la incorporación a la Universidad Europea Miguel de Cervantes de los estudios oficiales de Turismo que la Escuela Superior de Turismo de Valladolid venía impartiendo, Félix Tomillo Noguero decía textualmente que dicha incorporación debería servir para, entre otras cosas, elevar la calidad de la enseñanza "con un nuevo plan o currículo que dé respuesta a las necesidades del sector, no a las de la organización universitaria". Pero los planes de estudio que se crearon posteriormente en la UEMC (Diplomado en Turismo y Grado en Turismo), como ha sucedido en general en España, no consiguieron este objetivo a pesar de que Félix Tomillo Noguero se dejó el alma en el empeño: "Corro el riesgo de llevarme algún disgusto; eso sí, si se produce, me lo llevaré con absoluta discreción, reservándolo para mí solo. No intentaré imponer mis ideas. Ni entraré en polémicas agrias con nadie, pase lo que pase. Esto no se contradice con mi disposición a quemar el último cartucho, si la Universidad considera que procede; entonces, debatiría tranquilamente y de conformidad con los usos y normas científicas, sobre referentes, datos y argumentos ad hóminem" (documento fechado en julio de 2008).

"Dentro de cinco años, si sobrevive esta titulación tal cual se encuentra diseñada hoy y alguien quiere ver la relación entre mi diagnóstico-pronóstico, por un lado, y la realidad por otro, podrá llamarme errado, acertado o el calificativo más idóneo. Pero, en todo caso, la coherencia del planteamiento espero que nunca sea objetable."

Félix Tomillo Noguero en la feria FITUR de 2010 (foto: Alexandre Panosso)

Este 'condenado viaje' lo he vivido en primera persona y con el permiso de mi padre y de otros expertos en esta materia no puedo resistirme a aportar mi parecer: En mi opinión el problema es muy complejo, de gran calado y extiende sus raíces en casi todos los ámbitos (social, cultural, económico, político...) originando el comportamiento de los entes y entidades que actúan en ellos. Para la Administración Pública no existen -en términos generales- los expertos en Turismo; por supuesto tampoco las 'casas' de esos expertos y por tanto ha ignorado a las Escuelas de Turismo y a la Universidad para la elaboración de planes estratégicos, para la regulación de la actividad turística, para aportar conocimiento, investigación, desarrollo e innovación en los consejos o mesas de turismo, y solo se ha preocupado vagamente de la formación continua de los trabajadores del sector hostelero (restringiéndola a menudo a la restauración); por otra parte, el problema se agrava cuando los diferentes niveles de la Administración Pública actúan aisladamente sin ni siquiera establecer unos mínimos puntos de coordinación o sinergias entre los planes turísticos de un Ayuntamiento, de una Diputación, de una comarca, de una Comunidad Autónoma, o del país. ¿Qué hay más global que el fenómeno turístico?

También creo que la sociedad en general y los estudiantes y sus familias que acceden a la Universidad en particular no consideran los estudios de Turismo como una carrera o profesión universitaria de nivel o prestigio suficiente, probablemente porque -afectados por la miopía del desconocimiento- perciben las profesiones turísticas como de responsabilidad muy limitada: un recepcionista de hotel, un agente de viajes o un camarero son típicos empleos asociados al Turismo; y claro -pensarán- que para este viaje no se necesitan estas alforjas. ¿Acaso detrás del principal motor de la economía española no hay profesionales que crean, planifican, comercializan y dinamizan las innumerables empresas y actividades turísticas?

Pero lo más sorprendente para mí es que la industria turística no haya manifestado con claridad la necesidad de formar profesionales especializados. Uno de los factores que contribuyen a esta falta de contundencia es la atomicidad de la industria, no solo en cuanto a sectores o ámbitos que la componen (hotelería, restauración, intermediación turística, recreación y ocio, transporte, gastronomía, entidades culturales, etc.), sino también por el número de empresas que operan en ella, la inmensa mayoría pymes. Precisamente por esto es por lo que se hace necesario que la Administración Pública adquiera un papel protagonista, se convierta en el elemento aglutinador de la industria y del sector formativo (no solo con la Universidad, sino también con la Formación Profesional), escuche sus necesidades y propuestas, elabore con ellas los planes estratégicos, lidere las políticas, fomente la calidad de la oferta, las garantías para los consumidores, la especialización profesional, etc.

Por último, las universidades han de mirarse al espejo y pensar que si la Administración Pública y la industria turística no han tenido la necesidad de recurrir al conocimiento universitario y a los profesionales que ha formado, algo habrán hecho mal. Y aquí apunto dos causas: la Universidad ha desconsiderado desde el principio el recorrido formativo histórico y las particularidades de la enseñanza del Turismo; Me parece fundamental insistir en uno de los males que apuntaba Félix Tomillo Noguero en este sentido: el profesorado no estaba especializado y además -añado- apenas ha tenido intención de hacerlo. Y por otro lado (consecuencia también de lo anterior) la investigación ha sido escasa y de poca trascendencia, por lo que la sociedad en general y la Administración Pública y la industria turística en particular no han apreciado que en la Universidad hubiera verdaderos expertos en actividades turísticas.


Félix Tomillo Noguero ejerciendo de guía turístico ante la fachada del Colegio de San Gregorio (Valladolid)

¿Hay esperanza de poder revertir esta situación? Cuando pensé un título para estas entradas, elegí el adjetivo de "condenado" para este viaje, ya que para condenar es necesario que alguien dicte una sentencia en este sentido. Hay entes y entidades que con sus acciones han forzado a los estudios de Turismo a la situación actual, aunque no necesariamente todos lo hayan hecho conscientemente y con intención de extinguirlos o denostarlos. El lado positivo es que si esos entes y entidades son capaces de reaccionar y cambiar el rumbo con sus acciones, la sentencia se podría revocar y nada impediría disfrutar del viaje libremente.

Nota final:
Hace algunos meses comencé a recopilar datos estadísticos sobre el número de matriculados y titulados en los estudios superiores de Turismo en España remontándome hasta casi 45 años atrás. Mi intención era aportar algún dato objetivo a toda esta problemática, pero me he quedado con las ganas. A la ya de por sí dificultad e inconveniente de recabar datos de unos estudios que han cambiado de denominación y estatus en estas últimas décadas, se ha sumado la falta de cooperación de la S. G. de Coordinación y Seguimiento Universitario del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, que es el negociado que maneja la estadística universitaria. Mi solicitud inicial fue atendida amablemente, pero no me aportaron solución al problema y al final el 'silencio administrativo' -imperturbable a la insistencia epistolar, impermeable a las quejas formales realizadas y sin cobertura telefónica- acabó con mi paciencia. Así, la serie ha quedado incompleta (hay algo más de una década de datos que no se encuentran ni en el INE, ni en el Ministerio). Pero no pierdo la esperanza de que alguien tenga mejor suerte, así que aquí dejo disponible este estudio: Estudio de la evolución de los Estudios Superiores de Turismo en España (1973-2016). Estudiantes matriculados y egresados. Importancia relativa.

Portada de uno de los informes estadísticos utilizados para el estudio.

sábado, 12 de noviembre de 2016

El condenado viaje de los estudios de Turismo en España (I)


Los estudios de Turismo en España iniciaron su andadura como enseñanzas especializadas hace más de medio siglo. En 1957 comenzaron a crearse las escuelas de Turismo por medio de la iniciativa privada, la mayoría de las cuales se integraban en la Federación Española de Escuelas de Turismo, Anestur, “a través de la cual se cargaban y distribuían energías, se mantenía una misma ruta de navegación, se discurría una filosofía común, se dialogaba y pactaba con la Escuela Oficial de Turismo [que las otorgó el rango de oficiales en 1963] y los ministerios, se deliberaba en congresos y asambleas, se publicaban noticias y mociones científicas, etc., en suma, se rendían los servicios matrices que precisaban las enseñanzas turísticas y las escuelas de entonces para la protección de sus bienes, derechos, obligaciones y riesgos” (Marcelino Castillo Néchar, Félix Tomillo Noguero y Francisco José García Gómez. 2010. Principales tendencias de la investigación turística en España y Europa.Servicio de Publicaciones de la Universidad Europea Miguel de Cervantes, UEMC.Valladolid).

Desde 1963 se impartió el título de Técnico de Empresas Turísticas (TET) bajo las directrices establecidas por la Escuela Oficial de Turismo de Madrid. Y en 1980 se establece el plan de estudios oficial de las enseñanzas turísticas especializadas de Técnico de Empresas y Actividades Turísticas, TEAT, que obtenían la consideración de equivalentes a diplomatura universitaria a efectos exclusivamente profesionales.

Escuela Superior de Turismo de Valladolid, 1967-2004 (sede calle Don Sancho).

En 1996 los estudios de Turismo se incorporan a la universidad y, reconvirtiendo el TEAT, se instaura el título oficial universitario de Diplomado en Empresas y Actividades Turísticas, DEAT. Ese mismo año se regula el título de Diplomado en Turismo, DT, que comienza a impartirse en el curso inmediatamente siguiente. Y hasta la implantación del Espacio Europeo de Enseñanza Superior (EEES), que comienza en 2008-2009, conviven ambos títulos oficiales, siempre expedidos por las universidades, bien por impartirlos ellas mismas o por hacerlo las escuelas de toda la vida que por aquel entonces estaban obligadas a adscribirse, asociarse o ser reconocidas por alguna universidad.

La incorporación de los estudios de Turismo a la universidad “fue una sorpresa desagradable, intempestiva y extemporánea”, según afirmaba Félix Tomillo Noguero en una entrevista en 2011. “Las escuelas pidieron infructuosamente a los Gobiernos de Felipe González y de José María Aznar que pudieran competir con los advenedizos centros universitarios al modo que terminaría asentándose en numerosos países europeos y que propiciaba, basándose en las competencias de unos y de otros, la convivencia y complementariedad entre los institutos politécnicos o universities of applied sciences (las escuelas de entonces), por un lado, y las research universities (por ejemplo, la Universidad de Valladolid), por otro.”

Anestur presagiaba que las enseñanzas turísticas se corromperían y se esfumaría la flexibilidad y el contacto con el mundo profesional y empresarial. Además, se denunciaba una visión estática del turismo, una concepción abrumadoramente económica y un enfoque excéntrico de oferta y demanda, que constituían pilastras angulares del armazón genérico y simplista de las damnificadas enseñanzas turísticas que gestionaría la universidad.

En definitiva, la universidad española –“con tendencia a la fagocitación de las carreras superiores extrauniversitarias”- no aportó nada a los estudios de Turismo en ese momento porque sus profesores (muchos reciclados de carreras en declive) carecían de “episteme turística” y porque la multidisciplinariedad de los propios estudios acabaría por diluir su propia especificidad entre decenas de carreras. Esta circunstancia obliga a fomentar la verdadera especialización en los estudios de postgrado (máster y doctorado), como afirmaba Manuel Figuerola en una de las ponencias del XL Congreso Nacional y I Internacional de Escuelas de Turismo de Anestur de julio de 2004 organizado por la Escuela Superior de Turismo de Valladolid en la Universidad Europea Miguel de Cervantes (UEMC): “Junto a las materias que tratan las ciencias económicas, desde la teoría a la política, se desarrollan otras materias que tienen que ver con los inventarios de recursos que existen en el territorio, o con las ciencias jurídicas y sociológicas. Ello supone, que el alumnado en poco tiempo se enfrentará con numerosas áreas del saber, sin casi capacidad para profundizar en su contenido.”

Logotipo del congreso celebrado en la UEMC de Valladolid en 2004

En la universidad -insiste Félix Tomillo Noguero en “Principios y Fundamentos de la Teoría del Turismo” (de 2007, revisado en 2013) perteneciente a los ‘apuntes del doctorado’ en Turismo de la Universidad Nebrija de Madrid- “Los neófitos y altaneros profesores harían una contribución científica, pero desde un prisma ciertamente no turismológico o teorológico; estudiaron lo turístico desde la óptica exclusiva y excluyente de la economía, la geografía, el derecho, la ecología, la sociología, etc., aislados del resto de la ciencia, lo cual pudo servir, en el mejor de los casos, para aumentar el conocimiento de sus disciplinas, pero no el conocimiento turístico. […] Y es que no es lo mismo construir ciencia desde el marco teórico multidisciplinar de la turismosofía o teorosofía (que es lo que se hizo hasta la incorporación de la universidad), que producir Turismo desde el ángulo unidimensional o monográfico de una disciplina (que es lo que se hizo después).”

Autores de producción científica desde las Escuelas de Turismo como Fernández Fúster, Fernández Álvarez, Arrillaga, Lavaur, Ortuño Martínez o el propio Figuerola “fueron víctimas del ostracismo” y solo sonaban a “nuevos docentes, no por lo que publicaron antaño durante la etapa de la escuela oficial, sino por lo que han publicado desde la integración de los estudios en la universidad”.

En esta apología de la construcción de un corpus científico propiamente turístico, Félix Tomillo Noguero concluía que “si la gente sabe lo que es el turismo, mejorarán, entre varias cosas más, el respeto y la valoración social de sus profesionales”. Para ello, es necesario, entre otras cosas, el uso riguroso de la terminología turística ya no solo en el ámbito educativo, sino también en el profesional, en la administración pública, etc. “El empleo del vocabulario especializado de las profesiones turísticas […] ilumina lo que es el turismo y lo rescata de la oscuridad, desarrolla la capacidad intelectual, científica y técnica, optimiza y universaliza la transferencia de conocimientos, crea espíritu, identidad e instituciones corporativas, pone orden en el ejercicio profesional, y defiende los intereses comunes tanto de quienes estudian Turismo (en formación profesional, en enseñanza superior de grado, o en enseñanza universitaria de postgrado), como de los profesionales de la industria, de los docentes, investigadores, etc.”

“La consabida endogamia de la universidad, sindicada con su manida prepotencia y engreimiento, cegó a la institución con el caramelo que le regaló el Gobierno socialista [el real decreto de 1996 se promulga dos días después de la derrota de Felipe González a manos de José Mª Aznar] y que el Gobierno popular no se atrevería después a reivindicar; la golosina consistía en resituar libérrimamente a aquellos profesores suyos cuya desubicación iba acreciendo a pasos agigantados, y cuyas funciones peligraban cada día más por el agotamiento del trabajo. El hecho es que una treintena de universidades públicas aprovecharon la dádiva o regalía para transvasar a esos docentes en riesgo de exclusión al claustro de una ludum aperire (‘escuela de nueva apertura’) o de una titulación de turismo, lanzadas a bombo y platillo, como si las universidades acabaran de inventar la educación superior en turismo. No importaba que una apertura tal sepultara alguna escuela privada –veterana, adolescente o niña– con la consiguiente irresponsabilidad de derrochar su sapiencia y recursos humanos, y de violar o quebrantar el patrimonio de sus titulares.”

De hecho, “el Real Decreto representaba –y nos afanamos por ser comedidos en la calificación– un empitonamiento mortal de necesidad. Y lo cierto es que medio centenar de escuelas deambularían como alma en pena por un corredor de la muerte; al final, los perdonados fueron menos de la mitad y las ejecuciones duraron más de un septenio.”

Logotipo de ANESTUR

Llegados a este punto, el lector puede estar ya cansado de escuchar críticas negativas sobre la incorporación de los estudios de turismo a la universidad y con toda la razón se puede preguntar cuál habría sido la mejor solución. Según Félix Tomillo Noguero, “nuestras universidades tendrían que haberse encargado de los estudios conducentes a la docencia e investigación del turismo (máster de formación de profesores, máster de formación de investigadores y doctorado) y nuestras escuelas tendrían que haber seguido guiando los estudios enfocados al ejercicio de las profesiones turísticas (grado, máster profesional y máster de formación de consultores).

Entre los cursos 2008-2009 y 2010-2011 se implantaron las titulaciones de grado en el marco del Espacio Europeo de Enseñanza Superior (EEES), entre las que se encontraba el Grado en Turismo y otros grados afines (con el EEES ya no existe un catálogo cerrado de títulos). En relación a la situación de los estudios de turismo se preguntaba (y respondía) Félix Tomillo Noguero precisamente en 2010: ¿Va a remediar algo de eso el actual diseño del EEES español? Nada.